27.6.13

En vacaciones, ¡aprende los números!


A estas alturas del curso académico, casi nada debería alterarnos. Sin embargo, ese baile de números que el ministro de Educación pretende imponernos como tarea veraniega ha logrado removerme de mi asiento. Porque entre tantos recortes injustos (acatados sin rechistar) y que han dado al traste con años de lucha, todavía conservo la capacidad de indignarme. ¡Menos mal, pues sigo viva!

Ahora que ya no tenemos aquellos grandes astilleros, ni la siderurgia o minería que, en los años ochenta, protagonizaba portadas de periódicos y titulares de radio y televisión, quizás nuestro último recurso agitador e insurgente sea la universidad…

La duda que me surge es si, a la vista de esas notas de corte de los campus públicos (frente a ninguna de los privados) o a esa más que probable subida en la nota media para obtener una beca que permita a los menos favorecidos (económicamente hablando) acceder a los estudio de grado o licenciaturas, ¿habría podido cursar una carrera nuestro querido Ampelosaurus o cualquiera de sus congéneres? Imagino que, con un cerebro tan pequeño (y que ya quisieran para sí algunos humanos) la respuesta correcta es NO.

Las únicas excepciones serían las habituales:

-“¿Cuánto cuesta el título de mi hijo?”, pregunta el papá Tyrano.
-“Depende”, responde el rector Triceratops
-“¿De qué depende?”, vuelve a preguntar papá Tyrano.
-“Del cerebro de su hijo, del suyo propio y, sobre todo, de los ceros que sea capaz de escribir en el talón adjunto”.

Mientras tanto, y sin que nadie se asuste, el dinoerario público seguirá financiando ese modelo único español de “enseñanza concertada”…

Ante esto, como ya es costumbre, sólo nos queda encomendarnos a la madre naturaleza para que, con su sabiduría infinita, les conceda a esos “elegidos” inteligencia, capacidad de trabajo y humildad. Porque si les concede exclusivamente fuerza… ¡Tenemos los días contados, sepamos o no contar hasta 6,5!

Dinosaurios de andar por casa
Sonia Martínez

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